LA BIBLIA

¡La Biblia nuestro único credo!

Todo comienza con una idea. Una simple decisión, firme y sincera, puede cambiar el rumbo de toda tu vida.

Hacer de la Biblia la única autoridad sobre tus creencias, tus decisiones y tu destino puede sonar humilde y noble… pero es una decisión que exige valor, convicción y entrega. ¿Crees en la Biblia?

Hace más de 500 años, un clamor retumbó por toda Europa: “¡Sola Scriptura!”Solo por la Escritura.

Este clamor encendió una tormenta de persecución. Los hogares fueron saqueados. Las propiedades confiscadas. Las vidas arrebatadas. La sangre fue derramada. Pero de ese horno de aflicción surgió un movimiento de hombres fieles y valientes, hombres que escogieron la Palabra de Dios por encima de todo poder terrenal, por encima de toda institución religiosa y aun por encima de las tradiciones de sus amadas iglesias.

La doctrina cristiana protestante de Sola Scriptura, que significa “solo por la Escritura”, comenzó a tomar forma con fuerza en el siglo XVI. Fue en 1517 cuando un monje alemán llamado Martín Lutero desafió la práctica de la Iglesia Católica de vender indulgencias. Lo que comenzó como una protesta contra la corrupción pronto reveló una verdad mucho más profunda: la Biblia, no los concilios, ni los papas, ni las tradiciones, es la única regla infalible de fe y práctica.

Lutero declaró que toda autoridad humana está sujeta al error, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. Rechazó la creencia de que solo el clero podía interpretar las Escrituras. La Biblia, insistió, pertenece al pueblo. Debe ser leída, entendida y obedecida por todo hombre, mujer y niño bajo el cielo.

No te detengas aquí. Esta historia no ha terminado. Tú eres parte del próximo capítulo…

SOLA SCRIPTURA!

¿Qué dice la Biblia con respecto a la Palabra de Dios?

Vayamos al apóstol Pablo, cuando habló a su hijo espiritual:

2 Timoteo 3:16-17

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

¿Por qué los reformadores no estuvieron de acuerdo con la interpretación dada por la Iglesia? ¿Por qué se levantaron en protesta contra las tradiciones de la Iglesia y rechazaron las enseñanzas de ese tiempo?

Pedro nos habla claramente y declara:

2 Pedro 1:20-21

“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

Lamentablemente, debido a tradiciones, credos y concilios que no eran guiados por Dios, sino por hombres que no habían sido santificados en la verdad, la Palabra de Dios —la Biblia— fue encadenada. Se mantuvo oculta, fuera del alcance del pueblo común. No muchos tenían acceso a ella, ni el conocimiento para leer en latín. Estaba prohibido y vedado para cualquiera que no tuviese permiso de la Iglesia leer la Biblia. Muchos simplemente no tenían acceso a la Palabra de Dios.

Pero el movimiento de la Reforma, junto con la invención de la imprenta, abrió el camino para que la Biblia fuera traducida y difundida por toda Europa. Ahora, el pueblo tenía la oportunidad de leer por sí mismo y entender lo que Dios había preparado para cada uno de ellos.

El profeta Isaías nos da la norma por la cual toda enseñanza debe ser probada:

Isaías 8:20

“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”

Ahora que la luz de la verdad está al alcance de todos, queda la pregunta: ¿Ha decidido el pueblo creer en la Palabra de Dios y ser santificado por ella?

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad -

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad -

Cristo, en Su oración, hizo una petición solemne a Dios Su Padre, para que Su pueblo fuera santificado por medio de la Palabra de Dios. Esto está claramente declarado:

Juan 17:17

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”

Podemos confiar plenamente en la Palabra de Dios, pues el mismo Jesús declaró que Él es la Palabra. Los reformadores creyeron esto con todo su corazón. Y tres o cuatro siglos después, el movimiento millerita se levantó con un clamor ardiente, anunciando la Segunda Venida de Jesucristo.

Los reformadores habían estudiado la profecía y comprendían que el regreso de Cristo estaba cercano. Creían que la Biblia revelaba verdades que son realmente sólidas, inmutables y eternas. Jesús afirmó esto cuando dijo:

Mateo 5:18

“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.”

El movimiento millerita continuó la obra que los reformadores habían comenzado. Aunque su interpretación inicial de la profecía de los 2300 días en el libro de Daniel fue incorrecta en el detalle, fue correcta en espíritu: estaban buscando, velando y proclamando.

En 1844, después del Gran Chasco, un pequeño grupo no se rindió. En cambio, renovaron el clamor que había sacudido a Europa más de 300 años antes: ¡Esto era “Sola Scriptura”!

De ese remanente surgió lo que llegaría a ser el movimiento adventista del séptimo día. No nació de un credo ni de un concilio, sino de la convicción y de la Escritura. Fueron llamados los Pioneros, hombres y mujeres de fe, estudio y sacrificio. Llevaban la carga de la verdad con reverencia.

Creían en la Palabra de Dios. Y se aferraban a un solo credo, y solo uno: La Biblia.

A collage featuring historical figures, a steam locomotive, soldiers, and a woman, with a sunset in the background.
A group of people kneeling and bowing in prayer inside a room with a fireplace and a large window, in black and white.
Collage of historical figures including Abraham Lincoln, Ulysses S. Grant, Alexander Hamilton, a man presenting a chart, and other notable 19th-century individuals.

La voz de la inspiración divina, a través de la hermana White,
hizo eco del mismo fundamento:

“La Biblia, y solo la Biblia, debe ser nuestro credo, el único vínculo de unión; todos los que se inclinen ante esta Santa Palabra estarán en armonía. Nuestras propias opiniones e ideas no deben controlar nuestros esfuerzos. El hombre es falible, pero la Palabra de Dios es infalible. En lugar de contender entre nosotros, exaltemos al Señor. Respondamos a toda oposición como lo hizo nuestro Maestro, diciendo: ‘Escrito está’. Levantemos la bandera en la que está inscrito: La Biblia, nuestra regla de fe y disciplina.”
Elena G. de White, Review & Herald, 15 de diciembre de 1885

Y nos recordó solemnemente:

“No somos salvos como secta; ningún nombre denominacional tiene virtud alguna para ponernos en favor con Dios. Somos salvos individualmente como creyentes en el Señor Jesucristo.”
Elena G. de White, Review & Herald, 10 de febrero de 1891

No hay poder en las tradiciones de la iglesia, ni en los concilios de los hombres. Solo la Palabra de Dios tiene vida, poder y autoridad. Jesús lo declaró claramente:

Juan 5:24

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”

Dios tiene un propósito divino para cada uno de nosotros. En esta época oscura y confusa, ¡el clamor de Sola Scriptura debe levantarse otra vez! La Palabra de Dios debe estar por encima de toda opinión, de toda tradición, de toda jerarquía humana.

Como declaró Martín Lutero: “Paz si es posible, la verdad a cualquier precio.”

Terminemos con esta promesa eterna:

Isaías 55:11

“Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”

Discípulo de Cristo
Jeser Alejo

¡La Biblia debe ser nuestro único credo!

Desde sus inicios en la década de 1840, los adventistas se opusieron a la adopción de cualquier declaración de creencias hecha por el hombre, sosteniendo firmemente que la Biblia era su único credo.

Jacobo (James) White, reconocido como un hombre de Dios, lo dejó absolutamente claro:

“Ahora sostengo que los credos están en oposición directa a los dones. Supongamos un caso: levantamos un credo, declarando exactamente lo que debemos creer en este punto y en aquel otro, y exactamente lo que debemos hacer con respecto a esto y aquello, y decimos que también creemos en los dones. Pero supongamos que el Señor, por medio de los dones, nos diera alguna nueva luz que no armonizara con nuestro credo; entonces, si permanecemos fieles a los dones, eso derriba nuestro credo de inmediato. Hacer un credo es poner estacas y cerrar el camino a todo progreso futuro. Dios puso los dones en la iglesia con un buen y gran propósito; pero los hombres que han levantado sus iglesias han cerrado el camino o han trazado un curso para el Todopoderoso. Dicen virtualmente que el Señor no debe hacer nada más allá de lo que está trazado en el credo. Un credo y los dones, por lo tanto, están en oposición directa el uno al otro. Ahora, ¿cuál es nuestra posición como pueblo? La Biblia es nuestro credo. Rechazamos todo lo que tenga forma de credo humano. Tomamos la Biblia y los dones del Espíritu, abrazando la fe de que así el Señor nos enseñará de tiempo en tiempo. Y con esto tomamos una posición contra la formación de un credo. No estamos dando ni un solo paso, en lo que hacemos, hacia convertirnos en Babilonia.”
James White, Review & Herald, 8 de octubre de 1861

Otros pioneros se mantuvieron igual de firmes. El anciano Juan N. Loughborough advirtió:

“El primer paso hacia la apostasía es establecer un credo que nos diga lo que debemos creer. El segundo, hacer de ese credo una prueba de comunión. El tercero, juzgar a los miembros por ese credo. El cuarto, denunciar como herejes a los que no creen ese credo. Y el quinto, comenzar la persecución contra tales personas. Ruego que no estemos imitando a las iglesias en ningún sentido injustificable, en el paso que se propone.”
John N. Loughborough, Review & Herald, 8 de octubre de 1861

A religious or spiritual scene featuring a man in traditional Middle Eastern attire, with a turban, standing in a heavenly setting with clouds, angels, and a bright source of light in the background.

“Será prosperada en aquello para que la envié,
y hará lo que yo quiero.”

LA BIBLIA ES NUESTRO ÚNICO CREDO

EL CLAMOR DE LA PROTESTA!

SOLA SCRIPTURA
LA BIBLIA, Y SOLO LA BIBLIA