“La ultima obra final, sera una estrategia despiadada, todo el que no este en la plataforma de la verdad, sera barrido.” — Jeser Alejo
EL ACTO CORONANTE
La Decepción Final Antes de la Venida de Cristo
El mundo está al borde de una colosal ilusión. Las profecías anuncian que antes de que Cristo descienda en gloria, el enemigo de las almas ejecutará su obra maestra de engaño: una segunda venida falsificada, tan convincente, que arrastrará al mundo entero hacia la ruina. Ellen G. White lo describió como “El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se dará por el Cristo.” (El Conflicto de los Siglos, p. 608.3).
Hoy, las mentes están siendo preparadas para recibir ese engaño. A través del espiritualismo, los falsos avivamientos, y la unión ilegítima entre iglesia y estado para forzar dogmas, Satanás allana el camino para su manifestación final. Cuando se imponga la ley dominical y las calamidades sacudan la tierra, aparecerá como un ser majestuoso de deslumbrante resplandor, imitando la gloria del mismo Cristo. Sanará enfermos, pronunciará bendiciones y hablará palabras de aparente paz. El mundo entero exclamará: “¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!”
Pero el Señor advirtió con claridad:
“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.”
(Mateo 24:23-24)
Mateo 24:23-24 Nos revela que el mayor peligro espiritual no vendrá del ateísmo ni del mundo secular, sino del engaño religioso, de aquellos que usarán el nombre de Cristo sin tener Su Espíritu. Jesús no solo habló de falsos maestros, sino de falsos cristos, es decir, manifestaciones y movimientos que imitarán Su poder, Su compasión y hasta Sus milagros, pero carecerán de obediencia a Su Palabra. Las “grandes señales y prodigios” representan manifestaciones sobrenaturales destinadas a sustituir la verdad por la emoción, la fe por la vista, y la obediencia por la experiencia.
El Señor advierte que el engaño será tan convincente que, si fuera posible, los mismos escogidos serían confundidos. Pero no lo será, porque los verdaderos hijos de Dios están anclados en la Escritura, sellados por el Espíritu de Cristo, y reconocen Su voz. Este texto nos llama a una fe que no depende de señales, sino de la Palabra viva del Dios inmutable. La sierva del Señor escribió:
“Su voz es suave y acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de reposo del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen el día bendecido por él.”
(El Conflicto de los Siglos, 608.3)
Esta falsa venida ocurrirá antes y después del cierre de la gracia, durante nuestro días y durante el tiempo de angustia de Jacob, en especial cuando los santos deban permanecer “delante de un Dios santo sin mediador.” (El Conflicto de los Siglos, 425.1 version Ingles)
El objetivo de Satanás será derribar la fe de los sellados y desafiar la justicia divina. Pero el cielo protegerá a los fieles que se hayan aferrado a Cristo. El verdadero retorno del Hijo del Hombre no será en silencio ni en secreto:
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.”
(Mateo 24:27)
Ninguna falsificación podrá igualar la gloria del verdadero Rey. El acto coronante será el último intento del enemigo antes de su derrota eterna. Por eso, ahora es el tiempo de conocer la verdad, de ser sellados en la fe, y de prepararnos para permanecer firmes cuando toda la tierra clame: “Cristo ha venido”, pero sea el falso.
Jesús usa la imagen del relámpago —rápido, brillante, visible y universal— para enseñar que Su venida no será secreta ni localizada, sino abierta y gloriosa, imposible de imitar o esconder. El relámpago ilumina el cielo de oriente a occidente en un instante; así también, la manifestación del Hijo del Hombre envolverá toda la tierra en un solo resplandor de majestad divina.
No vendrá en silencio, ni caminará entre los hombres, sino que descenderá con poder y gran gloria (Mateo 24:30). Esta comparación también sugiere pureza y juicio, pues el relámpago rasga la oscuridad como la verdad de Dios disipa el error. Así, Cristo advierte a Su pueblo que no mire a supuestos “Cristos” en lugares secretos o manifestaciones engañosas: Su venida será tan visible, tan majestuosa e irresistible como un relámpago que cruza el cielo. El mundo entero sabrá que el Rey ha venido.
2 Corintios 11:14 “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” es una revelación profunda del método más peligroso del enemigo: el disfraz del bien. Pablo nos advierte que Satanás no siempre se presenta como adversario abierto, sino como aliado aparente, revestido de luz, verdad y piedad. Su engaño más eficaz no consiste en promover el mal descarado, sino en mezclar la mentira con apariencia de santidad, imitando el lenguaje, las emociones y las formas del Evangelio, pero sin el poder transformador del Espíritu de Cristo.
El “ángel de luz” representa toda influencia, doctrina o movimiento que aparenta llevar esperanza, amor o iluminación espiritual, pero desvía a las almas de la obediencia al Dios verdadero y de la pureza de Su Palabra. Esta advertencia es vital para el tiempo del fin, cuando el enemigo buscará usurpar la identidad del mismo Cristo, presentando un mensaje de unidad, sanidad y paz, pero en rebelión contra la ley divina. Solo aquellos que conocen al verdadero Cristo —el que obedeció al Padre y santificó el sábado— discernirán el engaño. Por eso, esta Escritura nos llama a una fe que no se deslumbra por la luz, sino que prueba cada espíritu por la verdad.
J.A. El Clamor de Media Noche
EL ENGAÑO DEL ÁNGEL DE LUZ
Desde los días del Edén, el enemigo ha perfeccionado su arte del engaño. Nunca se presenta con cuernos ni con rostro de tinieblas, sino como portador de luz, pretendiendo ser amigo de la humanidad, sanador, maestro y redentor. El apóstol Pablo lo advirtió con claridad:
“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.”
(2 Corintios 11:14)
Ellen G. White describe este mismo engaño en los días finales:
“Satanás mismo está convertido, según el moderno orden de cosas. Aparecerá en el carácter de un ángel de luz. Por medio del espiritismo se obrarán milagros; los enfermos serán sanados y se realizarán muchos prodigios innegables. Y como los espíritus profesan fe en la Biblia y manifiestan respeto por las instituciones de la iglesia, su obra será aceptada como manifestación del poder divino.” (El Conflicto de los Siglos, p. 588.2 version en Ingles)
El enemigo, bajo un manto de bondad aparente, se introduce en los templos, en las escuelas y en los hogares, inspirando ideas que parecen nobles, pero que en realidad minan los cimientos de la verdad. Enseña que el hombre es su propio dios, que la ley de Dios ha sido abolida, y que la salvación puede obtenerse sin obediencia ni transformación del corazón.
La sierva del Señor continúa:
“Mientras aparezca a los hijos de los hombres como un gran médico capaz de curar todas sus dolencias, traerá enfermedad y desastre, hasta que las ciudades populosas sean reducidas a ruina y desolación... Y luego el gran engañador persuadirá a los hombres de que aquellos que sirven a Dios son los que causan estos males.”
(El Conflicto de los Siglos, 589.3–590.1 version en Ingles)
Así preparará al mundo para el engaño supremo, cuando aparezca no solo como un ángel, sino como el mismo Cristo. Pero este disfraz de luz es el reflejo de una oscuridad más profunda.
Sus aparentes milagros y su falsa piedad serán la prueba final para distinguir entre quienes viven por la Palabra de Dios y quienes se dejan llevar por las emociones, los sentidos o las apariencias.
En palabras inspiradas:
“Es cuando Satanás aparece como ángel de luz que toma las almas en su red, engañándolas. Los hombres que pretenden haber sido enseñados por Dios adoptarán teorías falsas... Así Satanás será introducido como un ángel de luz.”
(Evangelismo, 360.1 version en Ingles)
Hoy, entre la maraña de doctrinas y filosofías humanas, la mayor batalla gira en torno al carácter de Dios. En estos últimos días, el Todopoderoso permitirá juicios sobre la tierra como llamado al arrepentimiento, pero el enemigo aprovechará esos mismos juicios para mentir sobre Su naturaleza. Entonces aparecerá el falso mesías, proclamando que las calamidades caen por culpa de quienes no se someten a su autoridad. Así, tanto los hombres que predican a un “Dios sin justicia”, como el impostor que exige obediencia a su falso trono, oscurecerán la verdad del Dios vivo. Ambos extremos —la falsa misericordia y autoridad— confundirán a las multitudes, desviándolas del verdadero carácter del Eterno: justo, santo, misericordioso y firme en Su ley.
En un tiempo donde todos opinan, pocos creen. Muchos citan la Biblia, pero pocos se someten a ella. Creer en la Palabra de Dios no es un acto emocional, es un acto de guerra espiritual: es ponerse del lado de la verdad cuando el mundo entero llama “mentira” a lo que Dios ha dicho. La Biblia no necesita defensa, necesita obediencia. Cada versículo es fuego puro, espada y escudo del alma. El creyente verdadero no negocia lo que está escrito, no adapta el mensaje al gusto humano, sino que se deja moldear por la voz divina. El enemigo teme a una sola cosa: a un pueblo que cree literalmente lo que Dios ha dicho, porque esa fe viviente es la que derrotará su engaño final.
Hoy el enemigo ya camina disfrazado entre los hijos de la fe, promoviendo doctrinas agradables, ecumenismo espiritual, y un falso amor que sacrifica la verdad en el altar de la unidad.
Su objetivo es preparar el terreno para el acto final —la personificación de Cristo mismo. No obstante, no estamos sin esperanza, también hay defensa contra su engaño, disfraz y ataques al remanente. Miremos estas siguientes citas:
1- Ángeles suplirán las necesidades del pueblo de Dios:
“Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos y juntarse en grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles les proveían de comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed”.—Primeros Escritos, 282. VAAn 272.2
2- Los justos serán resguardados:“En el tiempo de la angustia que vendrá inmediatamente antes de la venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de los santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la ley de Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los que estén menospreciando uno de los preceptos divinos.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 261. VAAn 272.3
3- Protecion de los Angeles de Dios“En medio del tiempo de angustia cual nunca hubo desde que fue nación, sus escogidos permanecerán inconmovibles. Satanás, con toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos de Dios. Los protegerán ángeles excelsos en fortaleza, y Jehová se revelará en su favor como “Dios de dioses”, que puede salvar hasta lo sumo a los que ponen su confianza en él.”—La Historia de Profetas y Reyes, 376. VAAn 272.4
Toda esta protecion es mas que importante dado a que el engaño vendra de todas partes y de todas las formas y maneras. En la siguiente cita, la sierva de Dios da una advertencia escalofriante:
”En los últimos días Satanás aparecerá de tal forma que hará creer que Cristo ha venido por segunda vez a la tierra. Se transformará en un ángel de luz, y en lo que a la apariencia se refiere, será similar a Cristo en cada aspecto. Pero engañará sólo a aquellos... que buscan resistir la verdad.”—Testimonies for the Church 5:698. VAAn 274.4
Estos dias seran de mucha turbulencia espiritual para aquellos que no estan en la plataforma y que no hayan estado activamente predicando el mensaje de los tres angeles. La advertencia sigue estando presente en unas paginas antes de la ultima cita compartida, donde ella declaro:
”Cuando estos engaños espiritistas sean revelados en su verdadero carácter—obras secretas de los malos espíritus—aquellos que participaron en ellos se volverán como hombres que han perdido la razón.—Manuscript Releases 8:345. VAAn 271.1”
”Los impíos aseguraban que tenían la verdad, que entre ellos se efectuaban milagros, que los ángeles del cielo les hablaban y andaban a su lado, que se manifestaban entre ellos un gran poder, señales y prodigios, y que ése era el milenio temporal que habían aguardado durante tanto tiempo. El mundo entero se había convertido y aceptado la ley dominical, en tanto que ese grupo pequeño y débil seguía desafiando las leyes terrenales y las divinas, y afirmando ser el único poseedor de la verdad.”—¡Maranata: el Señor Viene!, 207. VAAn 271.3
LA FALSA VENIDA DE CRISTO
La historia se acerca a su clímax. El conflicto entre la verdad y el error, entre la obediencia y la rebelión, pronto alcanzará su punto más alto. Y en ese momento decisivo, Satanás ejecutará su engaño final: personificar a Cristo mismo. Este será, en palabras inspiradas, “el acto coronante en el gran drama del engaño” (El Conflicto de los Siglos, 624.2).
Estamos entrando en el momento más crítico de la historia humana. Satanás no solo intentará personificar a Cristo, sino que buscará usurpar el lugar de Dios mismo, aparentando responder oraciones, escuchar clamores y conceder milagros. Será una falsificación perfecta del ministerio celestial.
La sierva del Señor declara: “Un esfuerzo más, y entonces Satanás emplea su último ardid.” Ese último ardid —su estrategia final— ocurrirá cuando el enemigo escuche el clamor incesante del pueblo de Dios, perseguido y acosado, que ora día y noche: “¡Ven, Señor Jesús, ¡y líbranos!” Entonces, Satanás descenderá en gloria engañosa, personificando a Cristo y haciendo creer a las multitudes que sus oraciones han sido contestadas, como si él fuera el mismo Padre celestial.
Este engaño supremo marcará el cumplimiento de la última obra final, el momento en que el enemigo del alma se colocará en el lugar santo, pretendiendo ser adorado como Dios. Así se manifestará la abominación desoladora, el acto culminante del gran drama del engaño, justo antes de la verdadera venida del Hijo del Hombre en gloria y verdad.
Cita original: Un esfuerzo más, y entonces Satanás emplea su último ardid. Oye el clamor incesante de que Cristo venga, de que Cristo los libere. Esta última estrategia consiste en personificar a Cristo y hacerles creer que sus oraciones han sido contestadas. Pero esto responde a la última obra final: la abominación de la desolación que se yergue en el lugar santo. [El texto termina aquí.] Ms 16, 1884, parr 11
Antes de ese terrible momento, el enemigo ya habrá preparado el terreno. Las calamidades, las crisis políticas, los desastres naturales y el colapso económico servirán como el contexto perfecto para justificar la imposición de la Ley Dominical, presentada como una solución moral y espiritual a los males del mundo.
La sierva del Señor lo profetizó con precisión:
“El Señor tiene una controversia con su pueblo profesante en estos últimos días. En esta controversia, hombres en puestos de responsabilidad adoptarán un rumbo totalmente opuesto al de Nehemías. No solo ignorarán y despreciarán el sábado, sino que intentarán ocultárselo a otros, enterrándolo bajo la basura de la costumbre y la tradición. En iglesias y en grandes reuniones al aire libre, los ministros instarán al pueblo a la necesidad de guardar el primer día de la semana. Hay calamidades en el mar y en tierra, y estas calamidades aumentarán, un desastre tras otro; y el pequeño grupo de concienzudos observadores del sábado será señalado como los que están atrayendo la ira de Dios sobre el mundo por su desprecio por el domingo.”
(E. G. White, Review and Herald, 5 de marzo de 1889 version Ingles)
La sierva del Señor vio una escena terrible y solemne: hombres que alguna vez sostuvieron la verdad, adoptando un rumbo contrario al de los reformadores, traicionando los principios que juraron defender. En lugar de levantar muros como Nehemías, los derriban; en lugar de restaurar el sábado, lo esconden bajo el polvo de la tradición. Aquellos que deberían advertir contra el error, se convertirán en sus defensores. El púlpito, que antes proclamaba la santidad de la ley de Dios, se transformará en una plataforma de compromiso, donde se promueve la observancia del domingo como señal de paz y unidad. Y cuando las calamidades aumenten sobre la tierra, estos líderes infieles se unirán al coro de los enemigos del pueblo de Dios, señalando a los fieles del sábado como los culpables de la ira divina.Así se cumplirá la gran apostasía profetizada: los adventistas nominales —los que tienen nombre de vivos, pero están muertos— se unirán con el mundo para perseguir a los que permanecen firmes en la verdad. El testimonio de su traición será el cumplimiento literal de la palabra profética: que el juicio comienza por la casa de Dios. En aquel tiempo, el verdadero pueblo del Señor será purificado por el fuego de la prueba; y mientras los falsos pastores predican sumisión al decreto dominical, los sellados proclamarán con poder celestial el mensaje del tercer ángel, revelando ante el mundo el contraste final entre la obediencia y la rebelión.
La sierva de Dios vio a este pueblo falso y vendido. En visión profética, la sierva del Señor vio el plan más sutil del enemigo: una reforma falsa dentro de la iglesia que una vez fue el baluarte de la verdad. No se trataría de una apostasía externa, sino de una transformación interna disfrazada de progreso y renovación. Bajo el pretexto de modernizar la fe y hacerla más aceptable al mundo, los hombres de influencia comenzarían a desmantelar los pilares que Dios mismo levantó —la verdad del santuario, la identidad del pueblo remanente, el testimonio de Jesús y la santidad del sábado—. Se levantaría una nueva generación de líderes y maestros que hablarían de amor, de unidad y de desarrollo, pero sin el Espíritu de obediencia ni la sumisión a la Palabra. Así, una nueva organización se alzaría sobre los escombros de la antigua, edificada no sobre la Roca, sino sobre la arena movediza de la razón humana y el orgullo intelectual. Esta nueva organización esta entre nosotros. Una que ha cambiado los principios fundamentales por nuevas creencias de hombres que no están en las escrituras.
A esta organización —dice el testimonio— no la detendrá nada. Avanzará con aparente poder, con discursos inspiradores y “obras maravillosas”, ganando el aplauso del mundo y la aprobación de los gobiernos. Pero detrás de esa fachada de virtud se oculta la esencia del engaño: Dios es quitado del centro, y el hombre es entronizado en Su lugar. El sábado del Señor será considerado con ligereza, y el Dios que lo instituyó será olvidado.
Los libros que antes afirmaban la verdad serán sustituidos por escritos de “nuevo orden”, impregnados de filosofía humana. Será la culminación de la gran apostasía —la traición de los adventistas nominales profetizada años atrás— y el preludio de la tormenta que barrerá la estructura falsificada. Solo los que permanezcan firmes sobre el fundamento original, los que se nieguen a mover las columnas eternas, serán hallados en pie cuando la tempestad purifique la casa de Dios.
Cita original: “El enemigo de las almas ha intentado introducir la suposición de que se llevaría a cabo una gran reforma entre los Adventistas del Séptimo Día, y que esta reforma consistiría en abandonar las doctrinas que se erigen como pilares de nuestra fe y emprender un proceso de reorganización. Si esta reforma se llevara a cabo, ¿cuál sería el resultado? Los principios de verdad que Dios, en su sabiduría, ha dado a la iglesia remanente serían desechados. Nuestra religión cambiaría. Los principios fundamentales que han sostenido la obra durante los últimos cincuenta años serían considerados un error. Se establecería una nueva organización. Se escribirían libros de un nuevo orden. Se introduciría un sistema de filosofía intelectual. Los fundadores de este sistema irían a las ciudades y harían un...Obra maravillosa. El sábado, por supuesto, se consideraría con ligereza, al igual que el Dios que lo creó. Nada se interpondría en el camino del nuevo movimiento. Los líderes enseñarían que la virtud es mejor que el vicio, pero, al ser quitado Dios, depositarían su dependencia en el poder humano, que, sin Dios, carece de valor. Su fundamento se construiría sobre la arena, y la tormenta y la tempestad barrerían la estructura.” 1MS 204.2 (version ingles)
Mientras el mundo clame por paz y unidad, el enemigo trabajará con más poder que nunca. La sierva del Señor lo describió en una visión solemne:
“Vi que Satanás obraría ahora con más poder que nunca. Sabe que le queda poco tiempo y que el sello de los santos los pondrá fuera de su poder, y ahora obrará de todas las maneras posibles, e intentará con todas sus insinuaciones, desprevenidos, haciéndolos dormir en la verdad presente o dudar de ella para evitar que sean sellados con el sello del Dios vivo; y que Satanás pronto vendrá casi en forma humana, y que sus ángeles los rodeaban buscando la manera de devorarlos. Pero vi que Dios tenía a sus ángeles, que revoloteaban alrededor de los santos y sus alas ondeaban sobre ellos para alejar la influencia impía y protegerlos del poder de Satanás y sus ángeles.”
(E. G. White, Manuscript 7, 1850, párrafo 8 version ingles)
Este cuadro profético muestra que la manifestación visible de Satanás como Cristo ocurrirá en un tiempo de máxima tensión espiritual: cuando los santos estén siendo sellados, y el enemigo, desesperado, busque derribar a los fieles mediante dudas, falsas señales y apariciones milagrosas.
En ese tiempo, aparecerá como un ser majestuoso de deslumbrante gloria, imitando la descripción de Cristo dada por Juan:
“Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; sus ojos como llama de fuego.”
(Apocalipsis 1:13-14)
Ellen G. White añade:
“En diferentes partes de la tierra, Satanás se manifestará entre los hombres como un ser majestuoso de deslumbrante brillo... Y la gente se postrará ante él en adoración mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos, como Cristo bendecía a sus discípulos cuando estaba en la tierra.”
(El Conflicto de los Siglos, 624.2 version ingles)
Este será el momento más peligroso para los hijos de Dios, pues el engaño será “casi abrumador.” (El Conflicto de los Siglos, 624.2)
El falso Cristo hablará palabras dulces, realizará milagros y proclamará haber cambiado el sábado al domingo, declarando que los que guardan el séptimo día son culpables de resistir su autoridad.
Entonces se cumplirá la profecía de Cristo:
“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis... Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas... de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.” (Mateo 24:23-24)
Pero los fieles no serán engañados. Ellos habrán aprendido a conocer la voz del verdadero Pastor, a distinguir la Palabra inspirada de los falsos prodigios.
Recordarán que la venida del verdadero Cristo será literal, visible, universal y gloriosa:
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.” (Mateo 24:27)
El falso Cristo se presentará en la tierra; el verdadero vendrá desde el cielo.
El falso caminará entre los hombres; el verdadero vendrá con millones de ángeles.
El falso dirá palabras de paz; el verdadero vendrá con voz de mando y trompeta de Dios (1 Tesalonicenses 4:16).
EL TIEMPO DE ANGUSTIA DE JACOB Y
LA VICTORIA DE LOS SELLADOS
Después del cierre de la gracia, cuando Cristo haya cesado Su intercesión en el santuario celestial, el mundo quedará dividido en dos grupos eternamente opuestos: los sellados del Dios vivo y los marcados con la señal de la bestia. Entonces comenzará el período profético más solemne y temido: el tiempo de angustia de Jacob, un tiempo de prueba sin mediador, cuando el pueblo de Dios deberá permanecer firme únicamente por la fe en Su palabra.
Ellen G. White lo describe así:
“Los que estén viviendo sobre la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial, habrán de permanecer a la vista de un Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mancha, sus caracteres purificados del pecado por la sangre de la aspersión. Mediante la gracia de Dios y sus propios esfuerzos diligentes deberán ser vencedores en la lucha contra el mal.”
(El Conflicto de los Siglos, 425.1 version Ingles)
Durante este tiempo, Satanás desatará su furia final. No podrá tocar las vidas de los santos, pero sí buscará aturdir su fe, despertar sus temores y sembrarles dudas.
La profetisa escribió:
“Satanás procurará atemorizarlos con el pensamiento de que su caso es desesperado, que la mancha de su contaminación jamás será quitada. Espera así destruir su fe y hacerlos rendirse a sus tentaciones, desviándolos de su lealtad a Dios.”
(El Conflicto de los Siglos, 618.3 version Ingles)
Sin embargo, los fieles recordarán las promesas del pacto. Clamarán como Jacob junto al ángel:
“No te dejaré, si no me bendices.” (Génesis 32:26)
Y el mismo Espíritu de Cristo fortalecerá sus almas.
“Tendrán un profundo sentido de sus faltas... Pero recordando la grandeza de la misericordia de Dios y su arrepentimiento sincero, se aferrarán a Sus promesas hechas a los pecadores que buscan ayuda, y su fe no fallará, aunque sus oraciones no sean contestadas inmediatamente.”
(Patriarcas y Profetas, 202.1 version Ingles)
Durante este período, el enemigo desplegará su estrategia final. Habrá señales y prodigios aterradores; los falsos cristos aparecerán con brillo celestial, y las naciones unidas bajo el poder de la bestia decretarán la muerte de los que guardan el sábado.
Pero el cielo no permanecerá en silencio. Dios enviará a Sus ángeles para proteger a los fieles y retener los vientos de destrucción hasta que Su obra en ellos esté completa.
“Vi que Dios tenía a sus ángeles, que revoloteaban alrededor de los santos, y sus alas ondeaban sobre ellos para alejar la influencia impía y protegerlos del poder de Satanás y sus ángeles.”
(E. G. White, Manuscript 7, 1850 version Ingles)
La escena que describe la sierva del Señor es militar y litúrgica a la vez: ángeles en guardia forman un baluarte vivo alrededor de los santos. “Revoloteaban… y sus alas ondeaban” no es un adorno poético: es la imagen de una cobertura activa que empuja fuera la atmósfera de tentación, desánimo y engaño. En el gran conflicto, Satanás intenta presionar la mente con acusaciones, falsas doctrinas y emociones que nublan el juicio; Dios responde con presencia angelical que limpia el aire moral para que el creyente pueda ejercer fe y obediencia sin ser aplastado por la sugestión del enemigo.
Así, mientras el adversario busca desviar, los ángeles sostienen el libre albedrío, filtrando influencias para que la decisión sea genuina y la fidelidad sea posible. Esta protección es real y prometida:“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.” (Salmo 34:7)
“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14)
No significa que no habrá prueba ni persecución; significa que el poder de Satanás no puede forzar la voluntad ni romper el sello de Dios. En los momentos de mayor presión —sellamiento, tiempo de angustia, y el acto coronante del engaño— esa valla invisible preserva la mente de la fascinación del falso Cristo, sostiene la fe bajo acusación, y blinda la obediencia cuando el mundo entero clama por rendición. Los ángeles no reemplazan nuestra vigilancia; la potencian. Ángeles en forma de guerreros aparecerán y nos van a defender pero solo si tienes fe para poder ver este momento épico de la historia de la redención. Donde hay altar familiar, Palabra abierta, sábado honrado, arrepentimiento y oración constante, allí las “alas” no se repliegan: se agitan para mantener lejos la marea de oscuridad.
Hay literalmente una Aplicación directa de toda esta protección. Los santos permanecen bajo cobertura. Si andamos en luz, los ángeles mantienen a raya la niebla del error; si coqueteamos con el pecado, nosotros mismos abrimos brecha en el muro. Este testimonio no alimenta miedo; infunde certeza: el cielo no abandona a los que temen a Dios. Cuando el enemigo intensifique su obra y el mundo aplauda su impostura, los fieles sentirán, no un espectáculo, sino una serena firmeza: la mano invisible que ya hoy les libra, mañana les hará permanecer en pie.
Entonces se cumplirá la palabra del Señor:
“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.”
(Salmo 91:1)
La angustia será intensa, pero no eterna. Como el amanecer que disipa la noche, así aparecerá el Libertador en gloria:
“Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.”
(Daniel 12:1)
El pueblo sellado será vindicado. Su fidelidad en medio del fuego será la prueba irrefutable del triunfo del gobierno de Dios. La controversia cósmica concluirá con la victoria del Cordero, y los redimidos entonarán el cántico de Moisés y del Cordero (Apocalipsis 15:2-3).
En ese glorioso momento, el universo verá que Dios fue justo, que Su ley es santa, y que el amor obediente de Sus hijos ha resistido toda prueba.
“He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará.”
(Isaías 25:9)
LA VERDADERA VENIDA DE CRISTO Y
LA CAÍDA DEL ENGAÑADOR
El cielo se prepara. El universo entero contempla con expectación el desenlace del gran conflicto entre la verdad y el error. Mientras el falso Cristo recorre la tierra con engaños y prodigios mentirosos, proclamando paz y unidad, los sellados de Dios permanecen firmes, con la mirada fija en el verdadero Cordero que intercede y reinará por los siglos.
Satanás habrá desplegado su último recurso, su acto coronante, buscando borrar la línea que separa la luz de las tinieblas. Pero cuando su engaño parezca triunfar y el mundo entero se postre ante su falso esplendor, una luz más brillante que mil soles atravesará los cielos.
“Porque el mismo Señor con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
(1 Tesalonicenses 4:16)
El verdadero Cristo no tocará la tierra. No caminará entre los hombres, ni hablará suavemente a multitudes engañadas. Vendrá con poder y gran gloria, y Su presencia hará temblar los cimientos del mundo.
“Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.”
(Apocalipsis 19:11)
Los impíos clamarán a las rocas:
“Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero.”
(Apocalipsis 6:16)
Mientras tanto, los redimidos levantarán su voz de júbilo:
“He aquí, éste es nuestro Dios; le hemos esperado, y nos salvará.”
(Isaías 25:9)
Para vencer el gran engaño del enemigo cuando personifique a Cristo, debemos vencerlo hoy en lo invisible, en las batallas secretas del carácter. Ninguno resistirá al falso Cristo si no ha aprendido antes a resistir al pecado que mora en el corazón. La perfección del carácter no es perfección humana, sino Cristo formado dentro: Su mente, Su obediencia, Su pureza. Solo quien se deja purificar ahora —pensamiento a pensamiento, decisión tras decisión— estará sellado cuando el enemigo se disfrace de luz.
Satanás fue vencido por Cristo en el desierto no con poder visible, sino con la Palabra escrita y un corazón sin doblez. Así también nosotros venceremos: negándonos a la tentación, sometiendo la voluntad al Espíritu de Dios y reflejando el carácter del Hijo. El triunfo final sobre el engaño mundial será simplemente la revelación pública de una victoria interior ganada en lo secreto, donde el alma aprendió a decir: “No mi voluntad, sino la Tuya.”
Si aprendemos a vencer ahora, aprenderemos también a reconocer al verdadero Cristo cuando venga. Cada victoria sobre el pecado afina el oído del alma para distinguir la voz del Pastor de los ecos del impostor. Cristo mismo dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). No se trata de emociones, sino de discernimiento espiritual nacido de la obediencia diaria.
El que vence sus pasiones, su orgullo y su egoísmo, aprende el timbre de la verdad, porque el Espíritu de Cristo habla dentro de él. Cuando Satanás venga revestido de luz, imitando las palabras y los gestos del Redentor, solo aquellos que hayan aprendido a escuchar a Cristo en la intimidad del alma sabrán discernir el engaño. Jesús también dijo: “Lo que contamina al hombre no es lo que entra, sino lo que sale del corazón” (Mateo 15:11). Por eso, el secreto de la victoria final no está en resistir señales externas, sino en permitir que el Espíritu purifique el interior. El corazón transformado será el ojo que vea al verdadero Cristo y el oído que reconozca Su voz.
Jesús no habló de una adoración confinada a templos o lugares santos; habló de una adoración nacida del alma, movida por el Espíritu del Dios vivo. Adorar en espíritu es entrar en comunión con el Padre más allá de los ritos y las apariencias; es dejar que el corazón se quebrante y que la mente se eleve en obediencia y amor sincero. El que adora en espíritu no será engañado por un falso mesías.
El Espíritu de Cristo en nosotros hace que cada palabra, cada pensamiento y cada acto se conviertan en una ofrenda viva. En esa adoración no hay máscaras, ni repeticiones vacías, ni rutina religiosa. Es el fuego interior del alma que reconoce la santidad de Dios y se postra ante Él, no con gestos aprendidos, sino con la vida rendida.
Pero Cristo añadió algo más: que el Padre busca adoradores en verdad. La verdad no es una idea, ni una tradición, sino una Persona —Cristo mismo— y una Palabra escrita que revela Su carácter. Adorar en verdad significa someterse a lo que Dios ha dicho, aunque el mundo entero lo rechace. Es obedecer Su ley, guardar Su sábado, y vivir conforme a Su voluntad. El Espíritu sin verdad se vuelve fanatismo; la verdad sin el Espíritu se vuelve formalismo. Solo cuando ambos se unen —Espíritu y verdad— el alma entra en el santuario de la comunión verdadera. Allí, el Padre se deleita, y el adorador se transforma.
Y entonces, el gran conflicto terminará. Cuando su pueblo refleje perfectamente la imagen de Cristo, aquel quien es la manifestación del Carácter del Padre. Es aquí donde el enemigo pierde, y pierde su batalla. Donde su última estrategia será contrarrestada. Entonces quedará expuesta la mentira. El falso Cristo caerá desenmascarado ante la majestad del Rey verdadero. El universo comprenderá que ninguna falsificación puede imitar la gloria del Santo de Israel.
Satanás, que pretendió elevarse por encima de Dios, quedará reducido a cenizas bajo los pies de los santos (Malaquías 4:3).
Y en ese momento se cumplirá un dicho profético:
“La última obra final será una estrategia despiadada; todo el que no esté en la plataforma de la verdad será barrido.” — Jeser Alejo
Solo los que estén cimentados sobre la Roca eterna, con la verdad sellada en la mente y el carácter purificado por la sangre del Cordero, permanecerán en pie.
Las tormentas finales no destruirán a los fieles, sino que revelarán su pureza. Como oro probado en el fuego, el remanente brillará con la gloria de Dios.
“Y no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
(Apocalipsis 21:4)
El universo entonará un solo cántico: “Digno es el Cordero que fue inmolado.” El plan de redención se habrá consumado. La justicia de Dios habrá sido vindicada. El amor habrá triunfado.
Que este mensaje despierte a los dormidos y fortalezca a los fieles.
Estamos en la frontera de la eternidad; cada alma debe decidir ahora si permanecerá firme sobre la plataforma de la verdad o será arrastrada por la ola del engaño final.
El Rey viene y viene por un pueblo que ha aprendido a vencer como Él venció.
Jeser Alejo